Dicen que uno debe tener mucho cuidado con lo que desea, y parece ser cierto.
Yo fui una persona que vivió en una familia extremadamente egoísta, dónde cada cual se anteponía a los demás: era un caos.
Tuve todo lo que cualquier chico hubiera deseado, y me convertí en un patán.
A la imagen y semejanza del ceno familiar, nunca me ocupé de nadie excepto de mí,
Ya entrado en años y al verme tan solo, sin una sola mujer que viera algo bueno en mí, me di cuenta que me había vuelto una bestia, que no tenía sentimientos y no me interesaba nada excepto acostarme con alguien y luego dejarlas.
Cuando me exigían sentimientos, les daba todo lo material para que olvidaran esa ridiculez, les compraba ropa, joyas y les hacía miles de regalos e invitaciones.
A alguna, con la que quise quedarme para no tener que estar variando de mujer cada mes, le compré una bella casa para que viviera feliz recibiendo mis visitas esporádicas. Pero eso no la contentaba, sólo le hacía feliz verme.
Allí comprendí que la mujer es un raro fenómeno en la tierra, me di cuenta que debía ser maravilloso ser feliz con algo tan simple y que no costaba nada. Pues gasté un dineral intentando que olvide que no la quería, sin embargo ella decía quererme tanto que no le importaba lo demás.
Por eso cuando cumplí los setenta y no tuve a nadie a mi lado, sólo el recuerdo de aquella dulce criatura a la que maltraté, deseé no haber tenido la familia que tuve, ni haber sido el hombre que fui, más bien quise ser como una dulce, tierna y sensible mujer que no necesitaba nada más que una sonrisa para ser feliz, quise que las cosas me hayan costado mi sudor y así poder apreciarlas, quise que alguien me hubiera dado su tiempo y su cariño para saber que eso es mucho más valioso que el dinero. Pero ya estaba viejo, la única manera en qué podía haber pasado aquello era empezando de nuevo, poco a poco me fui acabando y la soledad de la vejez fue mi estocada final.
Y, hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. Empecé de nuevo. Volví a nacer.
Ahora soy una dulce chica, que nació de una familia muy humilde a la que siempre le faltó todo excepto el amor y la comprensión, me cuesta mucho conseguir las cosas y cuando logro algo aunque sea muy pequeño me siento muy orgullosa, tengo gente muy buena a mi lado, que me quiere y me estima mucho.
Sin embargo ahora me siento débil, me gustaría tener la fuerza suficiente para luchar contra aquellos opresores de gente como nosotros. Me gustaría no tener que pensar tanto en los demás para no tener escrúpulos y no sufrir.
Cada día envejezco como una más, y aunque tal vez ahora no he hecho tanto a daño a los demás como en mi otra vida, tampoco he hecho nada bueno por nadie, y estoy muriendo poco a poco una vez más. Sola otra vez, con los recuerdos de aquella gente que me quiso tanto. Sólo me queda desear no volver a vivir esta vida y ojalá se cumplan este deseo también.
lunes, febrero 06, 2006
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