miércoles, julio 09, 2008

HOJA EN BLANCO

Ella pensó que tal vez esta vez sería diferente, quería empezar nuevamente, en una hoja en blanco. Ya se empezaba a sentir mejor, creía que esta vez el amor le duraría para siempre, ya no le importaba pensar en el futuro; ahora lo tomaría. Se equivocó.

Un día la persona que estaba empezando a ilusionarla nuevamente después de muchos años, desapareció, nunca supo porqué, fue entonces cuando se dio cuenta que no sabía nada de él además de su nombre. Tal vez había muerto, tal vez tenía una vida doble o tal vez simplemente se aburrió de ella. Todos aquellos pensamientos la abordaban cada día.

Esperaba cada día una llamada y entre más pasaban los días más le pesaba el recuerdo, el recuerdo de sólo unos días porque lo acababa de conocer; sin embargo, ya no podía dejar de pensarlo al sentir el aroma de alguna colonia varonil o al pasar por el teléfono público de la esquina, llegar a casa de producía mucha tristeza, ver los programas que les gustaba (aunque nunca lo vieron juntos) por ello siguió esperando.

Su estado de ánimo cada día empeoraba más, sentía que el recuerdo cada vez se hacía más grande y no podía soportarlo. Un día al darse cuenta que ya no volvería jamás, decidió botar todas las cosas que le recordarán “esos tiempos” y cambió absolutamente todo, se mudó lejos de allí. Y lo odio. Lo odio con todas sus fuerzas por haberle cambiado la vida en tan poco tiempo.

Lo que ella nunca supo es que la mañana en la que él la había dejado en su casa, después de pasar la noche juntos, sufrió un paro cardíaco y falleció al día siguiente. Era una persona cardiaca que un día antes había descuidado su alimentación y al siguiente día al salir con ella también, la noche de pasión que tuvieron fue fatal: Para los dos.

lunes, octubre 29, 2007

Corazón de perro

Cuando yo nací todos me querían por lo menos eso parecía, estaban conmigo y mis hermanitos, mamá se molestaba un poco. Yo fui afortunado porque ya estaba destinado para alguien, alguien me había querido antes de conocerme así que cuando los vi corazón desbordaba de felicidad.
Me llevaron a un lugar bonito. Había muchos juguetes, al principio extrañé a mi mamá pero me sentía a gusto con ellos a pesar de qué eran tan distintos a nosotros, sentía que los necesitaba…era tan feliz! aunque no los conocía no podía evitar sentirme feliz a su lado. Por la noche noté que había un niño chiquito en casa era casi de mi edad, me cargó y mi corazón rebosaba de alegría no podía dejar de empaparle la cara con mi lengua pero a los días algo raro pasó en esa casa, el niño empezó a jugar en forma brusca, me pateaba y me tiraba las cosas, yo tenía mucho miedo porque yo también era pequeño y aún no sabía defenderme, opté por esconderme siempre.
Me pasaba los días y las noches escondido debajo de un mueble para evitar los golpes, quería que alguien me defendiera pero nadie lo hacía, tal vez era la forma de jugar de ellos y nadie me atacaba, entonces decidí jugar igual que él, yo ya había crecido algo, cada vez lo mordía extremadamente fuerte para supiera que podía jugar conmigo, le mordía la cara, la pierna, los brazos cada vez que se me acercaba, pero empezaron a castigarme por eso, no entendía que había hecho mal yo pensaba que la cosa era así entre ellos, ya no sabía qué hacer, si me quedaba tranquilo “mi hermanito” me mataban a golpes y si me defendía “mis papás” también lo harían.
Había crecido un poco más y ya no querían que estuviera dentro de la casa, me mandaron al patio, allí hacía mucho frío y a veces llovía, yo quería cariño estaba tan feliz cuando llegué y ahora me sentía tan amargado, pero nunca perdía las esperanzas cada vez que los veía mi corazón se llenaba de emoción y mi cola se agitaba fuertemente pensando que venían a verme a mí, pero nunca fue por mí.
Al año me llevaron a un lugar lejano, yo estaba realmente contento porque era la primera vez que me llevaban de paseo, yo sabía que no podían ser malas personas, nunca creí eso de ellos. Pero ya nunca más los volví a ver y me quedé con las otras personas, creo que ellos no me querían mucho porque estaba muy grande y yo sólo quería jugar pero allí nunca pude ver la calle así que un día escapé.
Corrí todo lo que pude, no sabía dónde iba ni qué quería, pero empecé a sentir miedo, había demasiada gente, cuando llegó la noche no sabía qué hacer, ni para dónde ir, no tenía a nadie. Vagué por la ciudad tal vez por años, no sé bien cuál fue el tiempo exacto. Estaba muy sucio y tenía mucha hambre. Pero un día una mujer, me miró y se puso a llorar, no entendí qué le pasaba, pensé que quería lastimarme, pero me llevó a una casa y me dio de comer, luego entendí que me había llevado a vivir con ella. A la siguiente semana estuve limpio y otra vez tenía ganas de jugar, ella me trataba muy bien, siempre me hablaba pero yo entendía muy poco, por el tono de su voz sabía que decía cosas bonitas. Un día ella enfermó, yo me la pasé a los pies de su cama por si necesitaba algo, ella me miraba y sonreía y con mucho esfuerzo se levantaba para darme de comer algo. Hasta el último día que la vi, me habló en ese tono tan dulce y hasta le pidió a unos señores que llegaron a verla que me alimentaran y cuidaran de mí. Ahora que uno de ellos me adoptó me he dado cuenta que los humanos son unos seres maravillosos, mis primeros padre me tenpian deparado un futuro feliz ¡Ojalá existieran más como ellos!