martes, enero 31, 2006

Un domingo muy temprano, escuchando música

Esta vez se levantó completamente decidido a cumplir con lo que siempre deseó, cogió el instrumento con el que vio salir muchas noches a su padre y lo guardó en su mochila pintada con los símbolos de sus grupos de rock favoritos. Era la mochila que usaba en la secundaria, en aquellos tiempos en los que le gustaba ACDC, Gun’s and roses, Nirvana, Perl Jam, Metálica y colocaba sus emblemas en la mochila imitando a todos sus compañeros, porque en realidad, esos grupos ni siquiera los entendía ni le interesaban.
Hacía 15 años desde esa época, ahí de cuclillas se quedó observando fijamente los símbolos, tal vez atrapado en algún recuerdo; al instante volvió a su realidad, se puso de pie cogió una pequeña grabadora muy antigua que decía “Royal” en letras rojas y tomó un casete de Serú Girán. Todo lo guardó en la mochila y se tendió en la cama aún desordenada.
Allí se quedó mirando al techo, observando la habitación en la que durmió 37 años, aún estaban colgados tras la puerta sus zapatos de bebé, y él aún dormía allí, luego de 37 años, toda su vida estaba allí, nada había cambiado, era hora de que algo cambiara. Tomó valor y se vistió, se puso una camisa de la adolescencia que aún guardaba, no había engordado mucho. Se colocó una bermuda que su madre le había regalado una semana atrás. Cogió la mochila que ya pesaba y bajó las escaleras lentamente, como si se estuviera arrepintiendo., decidió dejar una carta explicándolo todo. Abajo lo esperaba su progenitora para tomar el desayuno, le dio una explicación breve y se disculpó por tener que ausentarse tan temprano, ella entendió. La beso tiernamente en la frente y salió.
Ya no había marcha atrás, ya no podía volver, apuraba el paso pero sentía que no podía ser más rápido, trató de serenarse. Se detuvo en una esquina a leer los titulares, siempre lo mismo: Lío entre políticos, sádico que viola a su hija, chofer imprudente se desbarranca y deja como saldo 10 heridos, fraude en el Poder Judicial. Nada había cambiado. Y nada cambiaría para él.
Continuó su camino ya no había porqué dilatar más su decisión, ya faltaban sólo unas cuadras. A lo lejos podía divisar la casa. Llevaba abandonada 25 años, lo único que recordaba es que allí vio salir a la mujer que estaba destinada para él, tendría 10 años, él tenía 12 y se quedó con la certeza de haber encontrado a su alma gemela pero nunca más la volvió a ver, a la semana siguiente se enteró que ya nadie habitaba esa casa y poco a poco la vio envejecer y caer, aún permanecía allí como detenida en el tiempo en medio de las nuevas construcciones, como si fuera invisible, como si no existiera.
Ya estaba en la casa abandonada. Miró a los lados, no había nadie. Entró por la ventana y empezó a mirar los vidrios rotos, las botellas de licor, los puchos de cigarros, siguió avanzando, miró los baños, la cocina, entró a un dormitorio. Habían dejado olvidados figuras en la pared, era el dormitorio de una niña, pensó que era de ella y decidió que allí sería.
Se tiró al piso lleno de polvo de la misma forma como lo hizo en su habitación, pensó en lo agradable que sería vivir allí mientras miraba revolotear a unos murciélagos. Luego reaccionó, no podía, le esperaba algo mejor. Tomó su mochila sacó la grabadora y le colocó las pilas que había comprado un día antes, ubicó el lado B de su casete de Serú Giran. Sonaba “Viernes 3 a.m.”
La fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas
… pensaba en que si hubiera sido viernes y no domingo todo habría sido mejor. …
y en tu voz sólo un pálido adiós. Y el reloj en tu puño marcó las tres
…, pensaba en que si hubiera salido más temprano también hubiera ayudado. …
cambiaste de sexo y de Dios, de color y de fronteras
…Miró su reloj, ya eran las 8:30 a.m., ni siquiera eso podía hacer a tiempo
pero en sí nada más cambiarás
… cogió el arma que le sirvió como herramienta de trabajo por tantos años a su padre. …
y llevas el caño a tu sien apretando bien las muelas…
Había llegado la hora.
Y cierras los ojos y ves, todo el mar en primavera
…la canción había parado, la grabadora empezó a coger la cinta y hacía un ruido muy extraño, ya no podía hacer nada por su cinta sólo continuar la canción
¡Bang!, ¡Bang! ¡Bang!.

Al otro día se leía en los diarios: “Joven de 15 años coge arma de padre y se mata en casa abandonada, víctima sufría de esquizofrenia”